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LA AUTOESCUELA EN CASA

ESTACIONANDO POR VALLECAS

La verdad que no había caído en ello hasta que Mari Sol me lo dijo, pero sí que es verdad que en una clase de conducir se producen conversaciones que sacadas de contexto podrían llamarse a confusión.

Una clase cualquiera estacionando por el Puente de Vallecas por ejemplo puede convertirse en algo así:

― venga vamos a hacerlo despacito aquí mismo que aquí no molestamos a nadie.

― ¿cómo lo quieres, de frente?.

― no, mejor por detrás,

― a mi es que me parece más fácil por delante, pero bueno si quieres por detrás,

― ya verás cómo al final te gusta más, venga despacito. ―ay, no me entra,

― hazlo más despacio que a lo bestia no se puede, trátalo con cariño,

― ¿puedo volver a sacarlo?,

― si claro, puedes meterlo y sacarlo las veces que necesites pero hazlo más despacio,

―  ¿Así va bien?,

― Venga poco a poco,

― ay, es que no lo quiero romper,

― no te preocupes, venga así, muy bien, ahora muévelo un poco hacia un lado, así muy bien, mira cómo va entrando,

― no lo veo,

― mira hacia atrás,

― sí, ya veo como entra, qué maravilla, es la primera vez que lo hacemos por detrás y me parece mejor que por delante,

― venga ahora sácalo y vuelve a meterlo en este mismo sitio

― ¿no prefieres que elijamos  el otro?

― no, aparca otra vez aquí.

 

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