LA AUTOESCUELA EN CASA

Historias sobre mi coche…

Vosotros sabéis qué es lo primero que se hace cuando se te pincha una rueda… me refería a después de cagarte en todo.

Pues lo primero que se hace es el gilipollas… sí, porque tú vas con tu coche tranquilamente y pinchas, bueno pues llevas el coche a la cuneta y te bajas, y ¿qué haces cuando te bajas?, te paras frente a la rueda traidora y le das dos pataditas, supongo yo que será para asegurarte de que efectivamente el aire que había dentro hacía un instante ya no está.

Y  una vez que ya estás seguro de que la rueda que está dando con la llanta en el suelo es la que está pinchada, coges el móvil:

– Si churri, oye mira que es que he pinchado y voy a llegar un  poquito más tarde…

– Si claro, que casualidad que cuando viene mi madre a cenar pinchas.

– Que te prometo que hoy es verdad, ¿no notas la voz de angustia que tengo?

– ¡Ah! con que el otro día era mentira…

– No el otro día…

– No te molestes, ¡cómo no estés aquí en media hora vas a dormir con el gato!

– Pero si no tenemos gato…

– ¡Pues con el hidráulico!

Pero tú aunque estás a punto de perder a tu mujer, no sufres porque sabes que hay alguien que te necesita más en ese momento, no puedes dejar allí al amor de tu vida e irte en un taxi tan campante.

Sí, sí… para mucha gente el verdadero amor, el que de verdad te hace perder el sentido, no es el que se siente por una mujer, sino el que se siente por el coche.

¿No os habéis dado cuenta de que tratamos igual al coche que a las mujeres?

Primero te encaprichas de uno, y no dejas de pensar en cómo sería tu vida si lo tuvieras, así que no haces más que comprar revistas de coches y visitar concesionarios para ver si realmente puedes aspirar algún día tenerlo. Y llega el día en que te armas de valor y te lanzas…

Esto… que he pensado que… que si te importaría… vamos que… que si quieres salir conmigo. Y ella sin dar respuesta alguna te planta un beso en los morros, y en ese momento tu cuerpo es recorrido por una sensación únicamente comparable al momento en que te entregan las llaves de tu coche nuevo.

Y ¿qué haces?, pues ir corriendo a enseñárselo a tus amigos, a restregárselo, pero como eres buena persona a los que no tienen ”coche” les dices…: “no te preocupes que enseguida te buscamos uno”. Pero como tengas un amigo que ya tiene “coche” con este lo que se debe hacer es comparar.

– ¿Has visto que chavala tengo… eh?

– Si tiene un chasis muy bien puesto, lo que no sé, es cómo andará de motor…

Y tú piensas, pues mejor que la tuya que aparte de no tener muchas luces, te está sacando hasta el filtro de la gasolina…

Y cuando se lo enseñas a tu madre ella te dirá lo mismo que cuando le presentas a tu novia.

– Sí, es muy bonito hijo, pero no corras ?eh?, que me da mucho miedo. Cualquier día tenemos un disgusto.

-Tranqui mamá, que usamos anticonceptivos.

Y nada más terminar de hacer las presentaciones pertinentes, empieza la verdadera relación entre tu coche y tú, que es prácticamente la misma que mantendrías con tu novia.

Sí, porque al principio no vives más que por él. Lo atiendes constantemente para que no le falte de nada, que si el agua que si el aceite que si lo lavas todos los días, vais juntos a tooooodas partes. De compras, al cine, a mear. Sois uña y carne.

Pero esto de los mimos sólo dura hasta que se tiene la primera crisis de pareja. Un día sin venir a cuento el muy cabrón te deja tirado, y tu no haces más que darle vueltas,” pero si llevamos muy poco tiempo juntos cómo ha podido hacerme esto”. Y te llega ese momento en el que tienes que decidir si lo arreglas o no, claro porque si lo arreglas puede que no quede igual, y por otra parte no tienes “dinero” para buscarte otro.así que lo arreglas, pero ya no es lo mismo. Antes de la crisis no te importaba perderte la primera parte del Madrid- Barça con tal de llevarle al lavado, pero ahora lo desatiendes sin compasión y ya sólo lo lavas cuando un amigo te da un toque de atención. ¡LÁVALO GUARRO!

Y cuando ya lleváis unos añitos juntos, empiezas a quejarte del dinero que te gastas en él.

Antes todo eran lujos, que si embellecedores, que si pendientes y pulseras, que si alerón, que si vestidos, que si ruedas nuevas, que si zapatos, y no te importaba, porque estabas enamoradísimo…  Pero pasados unos años…

– ¡Joder, ahora tengo que cambiar el aceite, y se me va a juntar con el cambio de ruedas, y ya lo que me faltaba, el seguro, si es que no gano más que para el coche!

Y hablando de seguros, yo creo que cuando empiezas a salir con una chica deberías hacerte un seguro a todo riesgo, para que te pagaran las avería, porque cada avería te sale por un pico, que si regalito, que si marisquería que si teatro… Además yo creo que un coche da muchos menos problemas que una novia. Y si no, ¿cuántas veces te pregunta tu coche qué día lo compraste?, nunca. Y tu novia… anda que como se te olvide el aniversario ya puedes dar un buen parte a la Mutua o darlo siniestro…

Y ya pasados unos años en que todo transcurre con más pena que gloria, tu coche dice que ya no anda más y te deja viudo, ya no hay rehabilitación que lo cure y tienes que deshacerte de él. Es entonces cuando te sientas con tu mujer y te pones a recordar nostálgico:

– ¿Te acuerdas aquella vez que nos dejó tirados en aquel descampado a las 4 de la madrugada? ¿O aquella otra vez que te clavaste el freno de mano y me dijiste que era el mejor amante del mundo?

– ¿Qué freno de mano…?

– ¿O sin ir más lejos aquella vez que lo dejé mal aparcado en Gran Vía, y se lo llevó la grúa con tu madre dentr? ¡Hay qué ver como se puso cuando fuimos a los dos días a por ella!

Y es que en el coche nos pasamos un montón de tiempo de nuestra vida, y no es fácil dejar en un desguace a alguien con quien has compartido tanto, vamos yo sería incapaz de dejar a mi mujer en un desguace, ni aunque me hicieran el plan prever al conocer a otra, creo…

Y una vez que lo das por perdido, te planteas si ahora te compras uno de segunda mano o uno nuevo. No os creáis que es una decisión fácil.

Si te compras uno de segunda mano te arriesgas a tener que llevarlo cada dos por tres al taller porque no sabes en qué manos ha estado, y si te lo compras nuevo vas a tener que gastarte mucho más dinero y volver a pagar letras y seguros caros y además como nunca va a poder reemplazar al que verdaderamente fue el amor de tu vida, dices, qué más da, y te compras el de segunda mano a sabiendas de que vas a pasar más tiempo en el taller que en tu casa.

Y ¿qué se hace para comprar un coche de segunda mano?… ¡pues el pringao…!

Tú te levantas un domingo y te vas a la explanada esa de tu barrio donde se ponen todos los que quieren vender su coche al mejor primo…, y cuando ves uno que te gusta te acercas pero con reticencias.

– Perdone, ¿cuánto pide?

– 9.000 euros.

– ¡Pero qué dice, si tiene 7 años!

– Joder pido 20.000 por mi mujer que tiene 49!… y ya con el chistecito te engatusa…

– Y ¿qué tal anda de motor?

– ¡Uy!, ni una avería, ni un golpe, si yo no corro, creo que sólo una vez ha pasado de 140 y fue cuesta abajo…

– Entonces ¿por qué lo vende?

– No, porque voy a comprar otro mejor.

Y el tío sigue.

– Mire, mire, échele un vistazo al motor, mire como suena, si quieres damos una vuelta y ves como va.

Y ¡cómo iba…! derechito al taller me llevó el pobre, a los 3 días de comprarlo.

Que esta es otra, porque si pinchas una rueda lo primero que haces es el gilipollas, pero como te quedes tirado por una avería lo primero que haces es rezar.

Tu estas allí en medio de la nacional 435 con el capó abierto, no sé para qué porque no tienes ni idea de qué puede haber sido, y con los triángulos a dos metros para que nadie te los quite. Y mientras esperas al de la grúa, tu propio miedo a la factura del taller y lo que es peor, al hecho de tener que volver a ir al trabajo en autobús, en el cual no montabas desde que tenían los agarraderos esos de plástico, te obligan a auto-convencerte de que el hombre de la grúa es Mc Guiver y te va a arreglar el coche sin cobrarte. pero qué fuerte golpea la realidad cuando compruebas que el de la grúa se llama Paco y lo único que hace es subir el coche a lo alto del camión mientras todos miran compasivos desde sus vehículos, cómo Paco te pide 80 euros por llevarte el coche al taller.

Otro día os hablaré de los talleres, por ahora ya es suficiente.

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